miércoles, 18 de junio de 2008

Ahora que ya comes sopa





Ahora que ya comes sopa creo que estoy preparada para hablar del “asunto” sin llorar demasiado. Es un tema que me ha resultado muy doloroso y que aun me duele en lo más profundo de mí. No has querido mamar. No has querido, no has podido o no he sabido enseñarte.
Todo empezó mal. En el hospital nos ofrecieron una pezonera de silicona porque no te acababas de agarrar al pecho y creo que ha influido mucho como dice en su fantástico libro “Guía de la lactancia materna. Un regalo para toda la vida”, Carlos González.
Mama se había leído el libro durante el embarazo y toda la información que cayó en mis manos y que consideré importante. Pensé que me llevaba la lección aprendida pero por lo visto me equivoqué.
El primer mes casi no cogiste peso a pesar de que te pasabas el día enganchado al pecho porque mama te daba a demanda pero aun así cogiste solo 400 gramos. Contando que la primera semana perdiste 250 gramos, resultó que con un mes de vida pesabas 3150 gramos, o sea, parecías un recién nacido.
En Carnaval empezamos con la lactancia mixta, el pediatra me dijo que te diera un suplemento de 30 ml de leche artificial pero para mi espanto tú tomabas esos 30, 30 más, 30 más y 30 más.
Como papa decía y se preguntaba no sé donde fui a buscar esa convicción tan fuerte sobre la lactancia materna, pero me empeñé hasta no poder más. Quizá porque al salir de mi interior era para mi la última oportunidad de mantenerme misticamente unida a ti y también porque sé que era lo mejor para ambos.
Si la Madre Naturaleza nos ha hecho mamíferos por algo será, si las mujeres tenemos pechos es porque su función principal es alimentar a nuestros hijos.
Mama tuvo que oir toda clase de barbaridades y frases típicas del estilo, “quizás no tienes leche!” o “ a lo peor tu leche no sirve y es muy aguada” u otra que no soportaba “ bueno mujer las leches artificiales ahora son muy buenas”. Pero no, todas las mujeres tienen leche porque es el bebé el que estimula la producción con su succión, toda la leche sirve (la del principio es aguada y rica en proteínas y la del final es mas espesa y rica en grasas, las dos son igual de necesarias) y es infinitamente superior a la mejor artificial y no, la leche artificial no es “muy buena”, es leche de vaca modificada y adaptada para que no cause alergia.
Como pude tener tanta teoría y fallar en la práctica!!!?? Como una madre puede querer lo mejor para su hijo, estar dispuesta a sacrificarse y un bebé no querer mamar! Porque sí, la lactancia materna es sacrificada sobre todo cuando no va bien como nos pasó a nosotros. Estabas hasta casi dos horas al pecho con lo cual cuando acabábamos a la media hora o tres cuartos ya querías mamar otra vez. Bueno mamar, no porque te dormías al pecho y no había forma de hacer que succionases pero el calor y el confort que te ofrecía hacía que quisieses quedarte allí por siempre. Pero no importaba, sentía que era lo más importante que nunca había hecho en mi vida y que no tenía nada mejor que hacer.
Tengo que reconocer que psicológicamente me alcanzó de lleno porque mamá cuando organiza mentalmente sus esquemas y luego estos no se concretizan se desconcierta y se pierde. Tengo que reconocer que por cada lágrima derramada por la infertilidad he derramado diez por la no lactancia.
Tengo que reconocer que he perdido mucho tiempo y muchos días en llorar y lamentarme y no he disfrutado contigo como te merecías.
En Semana Santa, en Zamora, mamá contactó con Antonia, del grupo de apoyo a la LM (lactancia materna). Se implicó muchísimo con nosotros, nos dio mucha información nos prestó videos y biberones y vasitos para intentar relactarte pero nada funcionó. Creo que otro de mis errores principales fue no haber contactado ya en enero un grupo de apoyo a la LM.
Pero nada podemos hacer ya, lo pasado pasado está y el tiempo que perdí no lo podré recuperar nunca más.
Luego en abril fuimos aquí en Lisboa a otro grupo de apoyo, los consejos fueron los mismos y mamá quizá esperando un milagro, un truco mágico que alguien le diese y que no llegaba se empezó a desanimar.
Justo entonces (mediados de abril) empezaste una huelga de lactancia (que mama había leído que duraban entre 2 y 6 días) que duró unas tres semanas y de ahí surgió a principios de mayo lo que mamá tanto temía, el destete.
Cuando yo esperaba que te destetases a los dos años o así lo hacías a los cuatro meses. Cuando yo estaba empeñada en darte lo mejor de mi, cariño, calor y alimento natural tú decidiste que preferías un biberón. Como Antonia me dijo en mayo, tú eres un ser independiente, una persona autónoma que ya, y aún tan pequeñito tienes capacidad de decisión y en ese momento lo que habías decidido era que no querías mamar y yo precisamente por quererte como te quiero por respetarte y por pretender lo mejor para ti no podía hacer otra cosa que aceptar tu soberana decisión.
Ahora que ya comes sopa y cuando de mis pechos todavía sale alguna gota de leche pienso en lo bonito que sería ese lazo de unión que podíamos tener como cuando mamabas y mientras lo hacías me mirabas fijamente y a veces me sonreías.
Pero al mismo tiempo ya no lloras desesperado como cuando te acercaba al pecho, ya no me miras con angustia ni me dices con tu mirada que no quieres que te amamante. Me sigues ofreciendo tus magnificas sonrisas gratuitamente. Me sigues queriendo a cambio de nada, me sigues necesitando y reclamando cuando quieres cariño. Me sigues buscando con tus manos para asegurarte que estoy ahí, mientras duermes a nuestro lado. Sigues mirándome con cara de sorpresa cuando te despiertas como desubicado, hasta que pasan unos segundos y entonces procesas tus datos en tu pequeño cerebro y descubres que eres tú, Lucas, que has tenido un sueño maravilloso y que aquella cara radiante delante de la tuya es la de mama que te pregunta si has dormido bien, y que te dice estás en puerto seguro, en los brazos de mamá protegido y preparado para tomar tu rico biberón de leche artificial, tu sopa o tu papilla de cereales que tanto te gusta.
Perdóname si no lo supe hacer, si fue inexperta y pagué la novatada contigo. Yo solo quiero lo mejor para ti pero entendí que no podía ser a costa de todo.
Seguiremos encontrando fórmulas de unión perpetua, de complicidad y de armonía. Yo te quiero y tú me quieres a mi y nada es más importante que eso.
Como papá me decía cuando volvía de trabajar y me encontraba desolada. No hemos pasado por un proceso de fecundación in vitro solamente para amamantarte.
Gracias por existir Lucas, muchas gracias.


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